Al inyectar la toxina botulínica en el tejido muscular de la barbilla, se bloquean los receptores celulares de las placas motoras musculares, produciendo su relajación, alisando las líneas de expresión que surgen de la gesticulación y eliminando así todas las arrugas y el fruncimiento del mentón. El tratamiento con la toxina botulínica es seguro y sencillo, pero es importante tener en cuenta que debe ser realizado por especialistas en medicina estética para obtener el resultado buscado y de forma equilibrada con respecto al resto de rasgos faciales. Los efectos de la toxina botulínica aparecen a partir del tercer día de su infiltración, teniendo su máximo efecto a los 15 días, que es cuando valoramos el efecto final. Dichos efectos tienen una duración de entre 4 y 6 meses.